La Federación Mundial del Corazón destaca los riesgos del consumo de bebidas alcohólicas.
La noción generalizada de que consumir bebidas con cantidades pequeñas o moderadas de alcohol es bueno para la salud cardiovascular, no está respaldada por los datos, dice la Federación Mundial del Corazón (WHF, por sus siglas en inglés) en un nuevo Resumen de Políticas publicado el 20 de enero (Brief Policy).
El alcohol ha sido atribuido a muertes por enfermedades infecciosas, lesiones intencionales y no intencionales, enfermedades digestivas y otras enfermedades no transmisibles, incluido el cáncer. En 2019, casi 2,4 millones de muertes se atribuyeron al consumo de alcohol, representando el 4,3% de todas las muertes a nivel mundial. El daño ocurrido por su causa exhibe una desigualdad socioeconómica, cita el informe, ya que frente a cantidades similares o inferiores de consumo de alcohol, las personas de niveles socioeconómicos bajos, experimentan desproporcionadamente mayor daño asociado a éste que aquellas de nivel socioeconómico alto.
“Durante las últimas décadas, la prevalencia de enfermedades cardiovasculares (ECV) casi se ha duplicado, y el alcohol ha jugado un papel importante en la incidencia de gran parte de ellas”, dice la WHF. El alcohol se considera un factor de riesgo conductual prevenible. El riesgo de las principales ECV aumenta por el consumo de alcohol, incluyendo la cardiopatía hipertensiva, miocardiopatía, fibrilación auricular y flutter y accidente cerebrovascular.
Basado en nuevas evidencias, la WHF ha concluido que “no hay un nivel seguro de consumo de alcohol” y que a pesar de las creencias de que el vino tinto, tiene un efecto cardioprotector, “hay múltiples razones por las que la creencia de que el alcohol es bueno para la salud cardiovascular ya no es aceptable”.
En los estudios de los beneficios cardiovasculares atribuidos al vino tinto, surge la asociación con sustancias con capacidad antioxidante, en especial el resveratrol. Este compuesto está presente en las uvas (en la piel), pero también en arándanos, moras, maní.
Por lo extendido de su consumo en nuestra cultura se lo ha naturalizado y costará aceptar que es un problema, a pesar del alto costo en salud que genera a nivel individual y como sociedad.