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¿Cómo me organizo?

La vuelta a la rutina con clases y horarios nos demandan algo de organización, además de  estrategias para mantener o retomar alimentación y hábitos saludables que las vacaciones han ayudado a fortalecer, como la práctica del desayuno y más movimiento.

 ¿Por qué es tan importante cuidar la alimentación de las niñas y niños?

Los alimentos darán la energía y los componentes necesarios para que los niños puedan crecer, fortalecer su sistema inmunitario, desarrollar sus habilidades cognitivas, realizar todas las actividades del día y sentirse bien. 

Muchas veces los adultos vemos como un desafío cotidiano proveer alimentos que cumplan esta misión y que además les gusten a los peques. Compartimos algunas ideas que pueden ayudar:

Fomentar el consumo de alimentos de origen natural, a partir de preparaciones atractivas y saludables. 
Si es posible, incluir a los más chicos en el cultivo de algún vegetal, frutillas,  tomates, aromáticas en macetas, también en la planificación y elaboración de las comidas. 
Que los jóvenes participen en la cocina. Es una oportunidad de compartir tiempo juntos, disfrutar y  aprender sobre alimentos buenos para su salud.
Evitar o limitar los productos ultraprocesados altos en azúcar, sodio y grasas.

 

Tener presente ¡lo que debe estar presente!

Tener en cuenta qué alimentos no deben faltar en la alimentación de los más chicos, ya sea en la vianda o en casa: 

Vegetales y frutas: fundamentales. Proporcionan vitaminas, minerales, colores y muchos sabores. Además, por su alto contenido en fibra y agua son aliados para controlar el peso, mejorar el tránsito intestinal y dar sensación de saciedad y bienestar.

Carnes o alimentos fuente de proteínas y/o hierro. Las carnes (pollo, pescado, carnes rojas) son fuente de hierro, proteínas de buena calidad, zinc y vitamina B12. Otras fuentes de proteína de buena calidad son leche, quesos y huevos.

Las legumbres: porotos, garbanzos, lentejas son también fuente de proteínas y hierro.  Los frutos secos contienen también proteínas y además grasas de buena calidad.

Lácteos o alimentos fuente de calcio. Fundamental en el crecimiento, y en otras funciones del organismo. 

Fundamental para hidratarse, el agua. Es imprescindible incluirla a diario y que sea la bebida habitual. Ningún refresco o jugo debe reemplazarla.

Tener en cuenta que el aporte energético principal es a partir de productos como los panificados, arroz, polenta, pasta, papas, cuidando la porción. 

En especial, evitar o minimizar el consumo de productos azucarados o con exceso de grasas y harinas como galletitas, bizcochos, postres, tortas fritas y pasteles.

No olvidemos que los problemas de salud vinculados con hábitos alimentarios, aún los que se manifiestan en la adultez, comienzan en la infancia, por ejemplo, el sobrepeso, la obesidad, la hipertensión arterial.
Los hábitos que el niño y la niña adquieran en la infancia serán la base de su salud y bienestar presente y para el resto de su vida.
Planifiquemos para llevar a la escuela, y también al trabajo….viandas y meriendas.
Algunas ideas:
  • Un sándwich puede ser una comida completa. Elegir un pan integral o de granos, o pan de pita. Proponemos un relleno de atún con huevo duro, jugo de limón o mayonesa de zanahoria como base de la vianda. Ideal si se complementa con vegetales.
  • Es posible variar el relleno con pollo desmenuzado, o con fetas finas de carne en lugar de fiambres. Para los días fríos, una cazuela calentita es una de las mejores viandas para la escuela y el trabajo. Se puede planificar la noche anterior, y preparar más porciones de lentejas o porotos con arroz y vegetales, una polenta con un tuco de carne picada con abundantes vegetales, un guisito de arroz o fideos, o un arroz con tuco de pollo. 
Cualquiera de estos platos pueden ser una reconfortante vianda casera, que seguramente resultó de la cena del día anterior. 
  • Para el recreo, no siempre es necesario que el niño o la niña lleve merienda a la escuela: depende del horario que realice, sus hábitos y la distribución de comidas de todo el día. No es una comida básica, pero puede ser una buena oportunidad para incluir frutas (sola, en ensalada o licuado natural). Un yogur natural sin azúcar agregado, un puñado de cereales sin azúcar o frutos secos y semillas (pipas, maní, pasas).
Si la alimentación saludable nos acompaña en todos los momentos de la vida, será adoptada más fácilmente como un estilo de vida.