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El alcohol es la droga más consumida por los uruguayos: se estima que 9 de cada 10 compatriotas de entre 15 y 64 años lo ha probado, y algo más de la mitad lo ha consumido en los últimos días.

Alcohol y peso corporal

Cada gramo de alcohol aporta 7 kcal: casi el doble de lo que aporta el azúcar por ejemplo (que aporta 4 kcal por gramo). Además, la bebida alcohólica puede tener otros compuestos que aumenten aún más su valor energético. Por ejemplo, la cerveza contiene además del alcohol hidratos de carbono de la cebada, o del cereal con que se produzca. 

Una lata de cerveza (de 350 cc) aporta cerca de 150 kcal. 

Muchas veces se mezclan las bebidas alcohólicas con bebidas azucaradas como refrescos, jugos, bebidas energizantes o agua tónica, que hacen que su valor energético sea aún mayor. 

Una medida (50 cc), de una bebida destilada (como ron, whisky, gin, vodka, fernet) aporta cerca de 100 kcal. Al hacer un trago con una bebida azucarada podemos llegar unas 200 kcal.

Mezclar bebidas alcohólicas con bebidas energizantes puede además ser riesgoso porque aumenta la probabilidad de consumir de más y que lleguemos a una intoxicación por consumo de alcohol más rápida e inadvertidamente.

Más allá de la cantidad, es importante ver que estas son las comúnmente llamadas “calorías vacías”, puesto que no son acompañadas o aportadas por nutrientes importantes para el organismo (como vitaminas, minerales, proteínas, grasas). Es decir, lo que aportan son kilos.

La evidencia

Algunos estudios han demostrado que superando los límites establecidos de consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de tener exceso de peso y una circunferencia de cintura aumentada (que son a su vez factores de riesgo cardiovascular). Esta probabilidad es mayor si la bebida alcohólica consumida es la cerveza. Además, se ha visto que, para aquellas personas con exceso de peso, el consumo de alcohol podría estar contribuyendo mantenerlo. 

Por su parte, quienes han estudiado si el consumir alcohol durante las comidas afecta la cantidad de comida ingerida, han encontrado que el alcohol no sólo hace que aumente el valor energético de esa comida, sino que además favorece comer más que en ausencia de este tipo de bebidas.

Alcohol y deshidratación

Uno de los efectos del consumo de alcohol es el aumento en la generación y eliminación de orina. Tras una intoxicación por consumo excesivo podemos además tener diarreas, vómitos o sudoración. Eliminar mucho líquido corporal y no reponerlo puede llevarnos a una deshidratación.  

Tomar bebidas alcohólicas luego de haber perdido líquido por sudoración (por ejemplo, después de una actividad física moderada o intensa) interfiere con la correcta rehidratación del organismo y retarda la recuperación. Es importante que, luego de una sudoración, se utilicen bebidas no alcohólicas para la rehidratación. 

Alcohol y aparato digestivo

El alcohol es un agente irritante para el aparato digestivo: puede generar alteraciones en paredes del estómago e intestinos. Por tanto, ante patologías digestivas (gastritis, reflujo, síndrome de intestino irritable, etc.), consumir alcohol puede contribuir al empeoramiento de síntomas.

El consumo debebidas alcohólicas se vincula, además, a diversos tipos de cáncer del aparato digestivo. Esófago, hígado y colon han sido los órganos más afectados con tumores atribuidos al consumo de alcohol. Además, puede alterar la funcionalidad de algunos órganos del aparato digestivo, como el hígado, páncreas o estómago, entre otros. Finalmente, se sabe que los bebedores crónicos de alcohol sufren alteraciones en la absorción de vitaminas, principalmente vitaminas del complejo B. También se puede ver afectada la absorción y producción de proteínas necesarias para un buen funcionamiento corporal.

Intolerancia o alergia alimentaria asociada al alcohol o a sus componentes

Es posible que las bebidas alcohólicas desencadenen un reacción de enrojecimiento y congestión nasal, no atribuible a la vasodilatación periférica. También se puede presentar alguna dificultad respiratoria, picazón y malestar digestivo. Esto se debe a una reacción exagerada del sistema inmunitario y pueden llegar a derivar en síntomas más intensos. Es importante dejar de beber para evitar su agravamiento y evitar su consumo si se está en un proceso de empuje de alergia o asma.   

El alcohol en la cocina

Usar diferentes bebidas alcohólicas en algunas comidas puede ayudar a aportar sabor y aromas diferentes. En este caso, si la preparación es sometida a calentamiento, el alcohol tenderá a evaporarse por lo que se preservan los aromas de la bebida y se pierde la sustancia nociva: el alcohol.

RECOMENDACIONES 

  • Si no consumís bebidas alcohólicas, seguí sin hacerlo. 
  • Si tomás bebidas alcohólicas, tratá de reducirlo a la mínima cantidad por vez y con la menor frecuencia posible. 
  • Si estás embarazada o tenés menos de 18 años no tomes. 

¿Cómo reduzco la cantidad de alcohol que consumo habitualmente?

  • Intentá lograr la mayor cantidad de “días libres de alcohol” posible, que contribuirán a disminuir tu consumo semanal. 
  • Cuando tomes, hacelo despacio. Alterná el consumo de bebidas alcohólicas con agua u otras bebidas no alcohólicas y comida. Procurá no pasarte de los 3 o 4 tragos por ocasión de consumo. 
  • Postergá la primera copa. Preferí otras bebidas al principio de una reunión o comida. Elegí tomar al final, y brindate la posibilidad de pasar del alcohol en esa ocasión. Vas a ver que lo pasas muy bien igual, y que además te sentís muy bien y fuerte.
  • Probá las bebidas sin alcohol en base a hierbas, como aperitivos, podes hacer un trago largo con agua y una rodajita de limón o naranja, resultan una buena alternativa a la bebida alcohólica.
  • Si sentís que no tenés el control o no te es sencillo controlarte, podés pedir ayuda.