Cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, con el objetivo de generar conciencia sobre esta enfermedad, sus consecuencias para la salud cardiovascular, y la importancia de medir y controlar la presión arterial.
La hipertensión es una de las principales causas de muerte prematura en el mundo. Detectarla a tiempo, seguir un tratamiento adecuado y adoptar hábitos saludables son claves para prevenir sus complicaciones. Por eso, este año la Liga Mundial de Hipertensión promueve el lema: “¡Mida su presión arterial con precisión, contrólela y viva más!”
Una campaña con impacto global
Desde 2005, esta iniciativa reúne a profesionales de la salud, medios de comunicación, organizaciones sociales y gobiernos, bajo un esfuerzo global para informar, prevenir y actuar.
Las mediciones regulares de presión arterial, combinadas con educación sobre estilos de vida saludables, ayudan al diagnóstico temprano y a la prevención, dos acciones fundamentales para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y daño renal.
Datos clave – OMS:
- Hay más de 1280 millones de adultos (30 a 79 años) con hipertensión en el mundo.
- El 46% no sabe que la padece.
- Menos de la mitad están diagnosticados y en tratamiento.
- Solo el 21% tiene la presión bajo control.
¿Qué es la hipertensión arterial?
Se considera hipertensión cuando los valores de presión arterial son iguales o superiores a 140/90 mmHg, en condiciones de reposo, en al menos dos días distintos. Puede no generar síntomas al inicio, por lo que la única manera de detectarla es midiendo la presión regularmente.
La medición ofrece dos valores:
- Presión sistólica: la fuerza cuando el corazón late (debe ser menor a 140).
- Presión diastólica: la fuerza cuando el corazón descansa entre latidos (debe ser menor a 90).
Entonces, decimos que una persona es hipertensa cuando, en ambas lecturas, la presión sistólica fue superior o igual a 140 mmHg y la diastólica, superior o igual a 90 mmHg.
Factores que aumentan el riesgo:
- Sobrepeso u obesidad
- Inactividad física y comportamiento sedentarismo
- Alimentación poco saludable, en especial con exceso de sodio, azúcares y calorías»
- Consumo de alcohol.
- Tabaquismo y uso de nicotina
- Estrés mal gestionado y mala calidad de sueño
- Edad, antecedentes familiares, diabetes o enfermedad renal
La hipertension arterial genera principalmente:
- Infarto de miocardio
- Insuficiencia cardíaca
- Arritmias
- Accidente cerebrovascular
- Daño renal progresivo
La hipertensión puede controlarse —y en muchos casos prevenirse— a través de cambios sostenidos en el estilo de vida y, si es necesario, medicación indicada por un profesional.
Recomendaciones clave:
- Alimentación saludable: reducir sal, azúcar y grasas trans. Aumentar el consumo de vegetales, frutas, legumbres, pescados, semillas, aceite de oliva y otros alimentos naturales. Evitar productos ultra procesados, fiambres, snacks, productos de pastelería industrial y bebidas azucaradas.
- Actividad física: realizar al menos 150-300 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado (caminar, bailar, nadar), o 75 minutos de ejercicio intenso, junto a ejercicios de fuerza al menos dos veces por semana.
- Menos sedentarismo: interrumpir el tiempo sentado con breves pausas activas de 3 a 5 minutos.
- Peso adecuado
- Evitar alcohol, tabaco y nicotina en todas sus formas.
- Dormir bien e Incorporar herramientas para mejorar la gestión del estrés.
- Medir periódicamente la tensión arterial.
- Tomar los medicamentos que prescriba su profesional de la salud.
- Acudir a las visitas previstas con su profesional de la salud.
La hipertensión puede ser silenciosa, pero sus consecuencias no lo son. Desde la CHSCV, invitamos a toda la población a tomar conciencia, actuar y compartir esta información. Medí tu presión, ayudá a otros a hacerlo y tomá el control de tu salud. Estas acciones cotidianas pueden cambiar grandes desenlaces.