La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) determina el 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación. Este 2018 se seleccionó como lema “Nuestras acciones son nuestro futuro: un mundo #HambreCero para 2030 es posible”, con el objetivo de promover la concientización y la acción mundial para aquellos que sufren hambre y lograr una nutrición mejorada y una agricultura sostenible.
Si bien se han mejorado las condiciones de disponibilidad y el acceso a los alimentos en amplias zonas del mundo, y se ha logrado erradicar el hambre en muchos países, persisten grupos con carencias y de riesgo. Estas comunidades pueden empeorar o profundizar sus problemas ante crisis o si las mejoras no llegan a ellos. Más de 800 millones de personas en el mundo sufren subalimentación crónica, según informe de FAO de 2018. El retraso en el crecimiento (talla baja), la anemia, y el peso bajo al nacer son signos de estas carencias.
Al mismo tiempo, el sobrepeso y la obesidad sigue mostrando una tendencia en aumento. Estos hechos son problemas también de malnutrición y tienen una tendencia mundial. Su prevalencia ha crecido en forma alarmante en las últimas décadas y se presenta en todos los grupos de edades, sexo y nivel socioeconómico. En Uruguay la prevalencia de sobrepeso y obesidad en el 2013 para la población entre 25 y 64 años es de 64,9%, es decir que dos de cada tres personas registran peso excesivo. Esta problemática está en aumento en nuestro país. De la mano con esto, se reconoce que el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de Enfermedades No Transmisibles, tales como diabetes de tipo 2, hipertensión, ataques cardíacos y algunas formas de cáncer.
Dentro de las principales causas del sobrepeso y la obesidad está la malnutrición, por exceso de energía, calorías, azúcar, sal y de productos de baja calidad nutricional, malnutrición que muchas veces presenta carencias de elementos saludables como fibra, hierro y otras sustancias protectoras.
Promovemos en este día desde la Comisión Cardiovascular a movilizarnos a vencer cualquier forma de malnutrición. Aprovechar para la reflexión individual y como sociedad sobre la calidad de la comida y de los productos que están en nuestra alimentación habitual. Esto no es privativo de los adultos. El exceso de peso se presenta, en preescolares, escolares y liceales en una proporción demasiado alta para la población, y hasta lo que se conoce esta tendencia no se ha logrado revertir.
Esta realidad está presente en todos los continentes y la OMS ha llamado a la acción para detener el aumento, de lo que se ha denominado la epidemia de sobrepeso y obesidad en la niñez.
Desde el embarazo es posible prevenir, yendo a los controles enseguida, con una adecuada alimentación y ganancia de peso, luego sostener la lactancia materna y que en el hogar estén presentes alimentos simples y sabores naturales, con menos sal, azúcar y grasas.
Desde la realidad de nuestro país, tenemos la oportunidad de cuidar el corazón de los chicos todos los días. Tener la información es el primer paso para la acción, damos algunos tips:
- Incluir más frutas y vegetales todos los días en todas las comidas.
- Menos gaseosas, bebidas y jugos con azúcar, ¡preferir agua!
- Importante empezar bien el día con un desayuno, siempre que sea posible que se incluya fruta, mejor entera que su jugo, leche o un lácteo (queso, yogur) y pan de preferencia integral o con salvado, o avena.
- Limitar las comidas rápidas y compradas prontas, es seguro que van a tener mucha sal, grasas y calorías, van a aumentar de peso.
- No usar la comida y las salidas a comer como un premio. Prefiera una experiencia compartida de movimiento, lectura, cine o un hobby.
- ¡A moverse más! Los niños necesitan unos 60 minutos diarios de actividad física, que pueden dividirse en períodos más cortos muy activos como saltar a la cuerda, patín, baile, bici. Es clave reducir el tiempo quietos frente a las pantallas también.
Alimentación adecuada y movimiento suficiente en un entorno de afecto y seguridad son la base del crecimiento y desarrollo, y de la optimización de la salud desde la infancia. El futuro de cada individuo y de la sociedad se juega en los primeros años, el terreno para la prevención o la enfermedad se crea cada día.
Pensamos en los más chicos, que nos motivan y nos esforzamos para darles lo mejor, que reciban el cuidado amoroso y la mejor alimentación a nuestro alcance. ¡Nuestras acciones son nuestro futuro!
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