Una alimentación adecuada depende tanto de las decisiones individuales como de los entornos en los que vivimos. La disponibilidad, el acceso y la educación son factores que modelan el sistema alimentario y determinan qué y cómo comemos.
Desde la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular destacamos la importancia de elegir, dentro de nuestras posibilidades, alimentos frescos y naturales, reducir el consumo de ultraprocesados y envases contaminantes, y jerarquizar la preparación de comidas en casa.
Estas prácticas, que parecen simples, generan un impacto profundo: protegen la salud, previenen enfermedades, transmiten ejemplo y bienestar, y contribuyen a un futuro más justo y sostenible.Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La fecha busca sensibilizar sobre los problemas alimentarios globales, orientar acciones de cambio y fortalecer la cooperación entre países y comunidades.
En esta edición, además, se conmemora el 80° aniversario de la FAO bajo el lema: “De la mano por unos alimentos y un futuro mejores”.Se busca con el mensaje un llamado a la acción conjunta global para transformar la manera en que producimos, compartimos y consumimos alimentos, de forma que sea más justa, saludable y sostenible. Lo que hagamos hoy con nuestra alimentación y los sistemas que la sostienen generarán el bienestar futuro.
Alimentación y desafíos globales
Los fenómenos naturales extremos y la acción humana ejercen hoy una presión creciente sobre la tierra cultivable, el agua y la biodiversidad que sostiene la vida. En este escenario conviven la inseguridad alimentaria y el hambre con el aumento de la obesidad y el desperdicio de alimentos, reflejando un sistema en el que abundancia y escasez pueden encontrarse muy cerca.
El objetivo de este Día Mundial es impulsar soluciones prácticas y sostenibles que respondan a los desafíos actuales y permitan construir un futuro con seguridad alimentaria para todos. En este sentido, cobra especial relevancia promover alimentos de buena calidad nutricional, capaces de nutrir, satisfacer y a la vez prevenir enfermedades no transmisibles (ENT).
Alimentación y salud cardiovascular
La alimentación, junto al aire y el agua, constituye una de las necesidades humanas más básicas y cumple un rol central en el cuidado de la salud.
En Uruguay, las enfermedades cardiovasculares (ECV) continúan siendo la principal causa de muerte, responsables del 23,4% de los fallecimientos anuales y del 17,5% de la mortalidad prematura (en menores de 70 años). Además, representan una causa importante de enfermedad crónica y discapacidad, con impacto en las familias y la sociedad en su conjunto.
Según la OMS, una alimentación no saludable se asocia a más de 10 millones de muertes anuales. En nuestro país:
- El consumo de sal supera los 8 gramos diarios, un 66% más de lo recomendado.
- Nuestros escolares ingieren en promedio 94,6 gramos de azúcar diarios, más del doble de lo aconsejado.
El exceso de sodio se relaciona directamente con la hipertensión, principal causa de accidente cerebrovascular (ACV) e infarto. El consumo excesivo de azúcar aumenta el riesgo de sobrepeso, obesidad y enfermedades metabólicas, que también favorecen el desarrollo de ECV.
Construir mejores hábitos alimentarios