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El pasado viernes 6 de junio en el marco de las 2das Jornadas de Salud Pública y Epidemiología organizadas por la Universidad de la República (Udelar), la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular (CHSCV) participó en la mesa “Problemas y desafíos metodológicos en el monitoreo epidemiológico”. 

Junto a la Mag. Leticia Ridriguez por el Departamento de Medicina Preventiva y Social Udelar,  la  PhD. Catalina Torres por la Unidad de Demografía de la  Facultad de Ciencias Sociales Udelar, el Soc. Franco González por la CHSCV y Dra. Frances Borches por la Cátedra de Medicina Legal Udelar, con la coordinación por PhD. Mariana Paredes y Dra. Mariana Garau abordaron un tema crucial y poco conocido por el público: la calidad del registro y clasificación de causas de muerte, e hicieron encender la alarma. 

Uruguay tiene como fortaleza epidemiológica de su sistema de salud el certificado de defunción. Es de inicio un documento médico legal, pero que alcanza su gran jerarquía constructiva con su análisis informando dónde y de qué nos morimos todos los uruguayos. Por eso detrás de cada estadística de mortalidad hay un certificado médico que define la causa del fallecimiento. Este certificado debe ser visto como parte del proceso asistencial y la bondad del llenado hace a la calidad del cuidado de nuestra población.

Esa información, si es precisa, permite identificar las enfermedades más frecuentes, evaluar desigualdades sociales en salud, orientar políticas preventivas y distribuir los recursos sanitarios. Pero cuando la causa registrada es genérica, como “paro cardíaco”, “senilidad” o “insuficiencia respiratoria”, no permite saber qué enfermedad estuvo realmente detrás del fallecimiento. Esos registros imprecisos se conocen como “códigos basura”.

Poder tener un análisis correcto de las causas de mortalidad es fundamental para evaluar políticas, acciones y plantear intervenciones efectivas sobre problemas sanitarios en distintos grupos de la sociedad. 

La CHSCV expuso sobre “Tendencias históricas sobre la calidad del registro y clasificación de las causas de muerte”, analizando cómo ha evolucionado en Uruguay la calidad de los registros.

El estudio identificó tres grandes momentos de cambio:

  • uno en los años 60, vinculado al uso de una nueva clasificación internacional (la CIE-8);
  • otro en los años 90, asociado a la profesionalización de los registros;
  • y un tercero, más reciente, con signos de deterioro a partir de 2015.

Los resultados muestran que, en 2023, más del 13% de las muertes en Uruguay fueron clasificadas con códigos poco útiles en la categoría «Síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos y de laboratorio no clasificados en otra parte» (códigos R). Estos guarismos son aún más altos si se consideran otros códigos poco útiles, lo que compromete el monitoreo de enfermedades como el infarto, el accidente cerebrovascular o las enfermedades oncológicas. En la mirada departamental, algunos superan el doble del máximo aceptable internacionalmente en algunos departamentos (20%).

Además, el deterioro en la calidad del dato no afecta por igual a toda la población: las personas mayores son quienes registran la mayor proporción de causas mal definidas, lo que invisibiliza las verdaderas condiciones que los afectan y limita las políticas específicas para su atención.

 

En pocos años podemos dejar de saber de qué morimos.

Frente a este problema, se proponen estrategias como:

  • mejorar la formación médica en certificación de causas de muerte, tanto en prestado como parte de la educación médica continua,
  • lograr mejores prácticas forenses,
  • fortalecer los sistemas de codificación (mejorar el certificado electrónico) y auditoría, 
  • recuperar una visión de largo plazo que priorice la calidad del dato como un bien público.

Conocer con mayor precisión por qué y cómo se produce la muerte no solo permite comprender mejor el pasado, sino también salvar vidas en el futuro, diseñando acciones de salud más eficaces, equitativas y contextualizadas.

 

Presentación