Este 11 de mayo de 2020, Día Nacional de la Resucitación Cardíaca tan particular, es una oportunidad para recordar cómo actuar para salvar una vida, en el contexto actual de la pandemia por COVID-19.
Saber realizar las maniobras de resucitación cardíaca y uso de Desfibrilador Externo Automático (DEA) son claves para mejorar la respuesta ante esta situación inesperada, y así atender a una víctima de muerte súbita y salvar su vida.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en nuestro país y dentro de estas está la muerte súbita del adulto (paro cardíaco de presentación brusca e inesperada).
Recordamos la cadena de supervivencia, siempre teniendo en cuenta la seguridad del resucitador, manteniendo la asistencia necesaria para que la persona que está sufriendo un paro cardíaco tenga las mayores probabilidades de sobrevivir.
Recomendaciones ante la pandemia de COVID-19:
- Cuando evalúe a una persona que no responde, sólo mire si respira normalmente (no realice la maniobra ¨miro, escucho y siento¨).
- Si no respira, pida ayuda, llame a la emergencia móvil y solicite que vayan a buscar el DEA más cercano, disponible en la Aplicación Cerca.
- No realice ventilación boca a boca.
- Para realizar el masaje cardíaco se sugiere cubrir la boca y la nariz, suyas y de la víctima, con un tapaboca,
prenda de ropa o toalla, lo cual podría reducir la diseminación del virus durante el masaje cardíaco. - Si tiene disponibilidad utilice guantes no estériles o domésticos (no imprescindible).
- El uso de DEA, no implica ningún riesgo biológico para los rescatadores, y junto con el masaje cardíaco, va a darle a la víctima de muerte súbita mejores chances de supervivencia.
- Podrá encontrar junto con el DEA tapabocas y guantes, ya que se les recomendó a las empresas tomar esa medida.
- Al terminar su intervención lave sus manos con agua y jabón o desinfectarlas con alcohol al 70%.
Cadena de supervivencia: reconocimiento del paro cardíaco, llamar a una ambulancia y pedir DEA (App Cerca), realización de masaje cardíaco y uso del DEA.
Como medidas de prevención de la muerte súbita reforzamos las acciones de prevención y control de los factores de riesgo cardiovasculares, estos son: el tabaquismo, la alimentación no saludable, la inactividad física y el sedentarismo, el consumo de alcohol de riesgo, la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad y el colesterol elevado.
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