El 6 de abril se celebra el Día Mundial de la Actividad Física, con un énfasis en la promoción de salud a través de los hábitos de ser una persona activa y poco sedentaria.

Si bien parece dos caras de la misma moneda, no lo es. Porque ser activo es alcanzar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir moverse con actividades moderadas a intensas por lo menos 150 minutos por semana en adultos, y en menores de 18 años por lo menos una hora diaria. Por otro lado, el ser sedentario se relaciona con la cantidad de horas en actividades con muy poco gasto calórico, similares al reposo como son estar acostado o sentado. Las largas horas sentados impactan negativamente en nuestra salud y potencian sus efectos negativos, si además, no somos activos.

Además de los beneficios de evitar y disminuir el impacto de algunas enfermedades, el ser activo y poco sedentario, mejora nuestro sistema inmune, mejora la condición de nuestros músculos y huesos. Todos los sistemas del organismo se benefician, ya que estamos diseñados para movernos. Cuando falta el movimiento aparecen o se potencian las enfermedades físicas, cognitivas, emocionales del individuo. También es innegable la contribución que tiene la actividad física al aspecto social de las personas y la comunidad.

El mayor impacto de la inactividad física y el sedentarismo se observa en las Enfermedades No Trasmisibles (ENT), que son patologías crónicas asociadas al estilo de vida. En Uruguay sólo por inactividad física muere el 9% de la población anualmente. El impacto del sedentarismo en la carga de ENT y de muertes aún no se ha medido en nuestro país, pero sin duda contribuye potenciando los riesgos de enfermarse y de morir.

En este momento de emergencia sanitaria con repercusiones sobre la economía que estamos viviendo con el COVID-19, las medidas de cuarentena, representan un escenario de mayor riesgo para las personas ya que es más difícil ser activos dentro del hogar, a la vez que se facilitan las actividades sedentarias.

El teletrabajo y estudio a distancia, pueden ser un factor de riesgo para las ENT por falta de ejercicio, incidiendo en el aumento de los casos de diabetes, enfermedades cardiovasculares y problemas ortopédicos. Son daños colaterales a la cuarentena que también conllevan a grandes costos sanitarios.

Por todo esto, se hace imprescindible generar movimiento en el hogar e incluso realizar actividades que permitan estar menos tiempo sentados. De esta manera, se estaría minimizando los riesgos de enfermedades metabólicas, del aparato respiratorio, cardiovascular y de algunos cánceres.

Se puede insistir en que se realicen ejercicios en casa y cortar las horas sentadas prolongadas levantándose cada media hora y realizando breves caminatas en el interior de domicilio o subir y bajar escaleras.

Sin duda esta pandemia nos pone en un desafío de creatividad con varios frentes, el mantener buenos hábitos de alimentación, realizar actividad física y evitar fumar y el consumo de alcohol.

En estos momentos, buscar las formas para que cada persona pueda en su casa ser más activo y menos sedentario es la gran apuesta de promoción de actividad física orientada a la salud.

El desafío es ser creativos con los recursos que cada uno tiene a disposición en su casa, agendarse diariamente unos minutos de ejercicio o juego en movimiento, cortar las prolongadas horas sentado frente a alguna pantalla (computadora, celular, televisión) y sin duda, tener una actitud positiva convencidos de que el movimiento fortalece nuestra salud y aporta a nuestro bienestar.

 

Noticia elaborada por el área de Actividad Física y Salud de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular y la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer.