El 29 de octubre es el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV). Reconocer un ACV en el momento que ocurre es fundamental para poder acudir de inmediato a un centro médico donde el paciente pueda recibir el tratamiento adecuado a tiempo.
Alrededor de 80 millones de personas que viven en el mundo hoy han sufrido un accidente cerebrovascular y, en consecuencia, más de 50 millones de sobrevivientes viven con algún tipo de discapacidad permanente. Mientras que para muchos, la vida después del accidente cerebrovascular no será igual, con el cuidado y el apoyo adecuados, sigue siendo posible vivir una vida significativa. Como millones de sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares nos muestran cada día, es posible levantarse después de un ACV (#UpAgainAfterStroke).
¿Qué es un ACV?
El ataque Cerebral o el Accidente Cerebro vascular (ACV) es un evento agudo, resultado de una enfermedad crónica expresada por la presencia de condiciones o factores de de riesgo que predisponen su desarrollo. Estos factores son hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, hipercolesterolemia, consumo excesivo de alcohol, obesidad, sedentarismo y fibrilación auricular.
¿Cómo reconocerlo?
Los síntomas más comunes del accidente cerebrovascular son: la pérdida de fuerzas de brazo, piernas y/o cara, de forma súbita, generalmente unilateral, la confusión, dificultad para hablar o comprender lo que se dice; problemas visuales en uno o ambos ojos; dificultad para caminar. Otros menos frecuentes son: mareos, pérdida de equilibrio o coordinación; dolor de cabeza intenso de causa desconocida; y debilidad o pérdida de conciencia.
¿Cómo prevenirlo?
Su prevención es posible tanto para evitar la aparición de la enfermedad, controlando los factores que la predisponen (hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, hipercolesterolemia, consumo excesivo de alcohol, obesidad, sedentarismo y fibrilación auricular), así como reconociendo los síntomas precozmente lo que permitirá consultar a tiempo y prevenir sus secuelas.